Pilates es una de las actividades físicas más recomendadas por ginecólogos y fisioterapeutas durante el embarazo por sus múltiples beneficios. En las clases de pilates para embarazadas combinamos el trabajo en máquinas con otros implementos como fitballs o plataformas de inestabilidad, que va evolucionando y cambiando en función de las necesidades de cada mujer y la fase del embarazo en la que se encuentre.

Igual que en todas nuestras clases de pilates, durante el embarazo nos centramos en la mejora de la postura y del bienestar general a través del trabajo de la musculatura profunda, pero adaptamos las clases a las particularidades de cada trimestre complementándolo con un mayor trabajo y conciencia sobre el suelo pélvico y el transverso del abdomen. El objetivo es mantenerse en buena forma durante el embarazo y fortalecer y preparar el cuerpo para soportar los cambios fisiológicos que se dan en esta etapa, que aunque normales y necesarios, muchas veces pueden generar molestias. La ganancia de peso, el cambio del centro de gravedad, el aumento de laxitud de las articulaciones, el incremento de líquido en el organismo, se gestionan mejor con la realización de este programa específico. Además, el cuerpo necesita estar preparado para el parto, para la posterior recuperación y para el día día con un bebé.

Igual que en todas nuestras clases de pilates, durante el embarazo nos centramos en la mejora de la postura y del bienestar general a través del trabajo de la musculatura profunda, pero adaptamos las clases a las particularidades de cada trimestre complementándolo con un mayor trabajo y conciencia sobre el suelo pélvico y el transverso del abdomen. El objetivo es mantenerse en buena forma durante el embarazo y fortalecer y preparar el cuerpo para soportar los cambios fisiológicos que se dan en esta etapa, que aunque normales y necesarios, muchas veces pueden generar molestias. La ganancia de peso, el cambio del centro de gravedad, el aumento de laxitud de las articulaciones, el incremento de líquido en el organismo, se gestionan mejor con la realización de este programa específico. Además, el cuerpo necesita estar preparado para el parto, para la posterior recuperación y para el día día con un bebé.

El fortalecimiento del suelo pélvico ayuda a soportar mejor ese peso extra del feto, la placenta y los distintos líquidos uterinos, lo que además reduce el riesgo de cualquier tipo de lesión por un bajo tono muscular. A partir de la semana 35, por otra parte, enseñamos a disociar su activación respecto a la del abdomen, ya que en la fase de expulsión es fundamental saber activar esta zona pero relajar al tiempo el suelo pélvico y evitar así estrechar el canal del parto. El trabajo abdominal ayuda precisamente a realizar pujos efectivos, ya que es el músculo transverso el que más interviene en estas maniobras, lo que puede acortar la duración total del parto. El trabajo continuo de la respiración aumenta la capacidad pulmonar y la eficiencia del diafragma, que se traduce en una oxigenación más efectiva en todas las fases, especialmente en las de dilatación avanzada y expulsivo. La ganancia de elasticidad y flexibilidad permite adoptar posturas calmantes durante las contracciones, como las cuclillas, y el incremento de tono muscular general ayuda a que el exceso temporal de peso no genere dolores posturales ni descompensaciones.

Hacer pilates durante este periodo ayuda a llevar un embarazo más activo y libre de molestias y a que la recuperación postparto sea más rápida y con menos efectos negativos ya que reduce el riesgo de diástasis abdominal, la aparición de problemas de suelo pélvico y de molestias articulares.