No es casualidad que la popularización del pilates haya venido de la mano de deportistas de élite que decidieron recurrir a él como ejercicio complementario a sus respectivas especialidades. Esto se debe a que un cuerpo verdaderamente fuerte y flexible resiste mucho mejor el desgaste físico que implica la alta competición. Futbolistas, tenistas o nadadores comprobaban que gracias al pilates estaban mucho más a salvo de las lesiones y podían alargar sus carreras hasta edades impensables, y no dudaban en confesar cuál era el secreto de su durabilidad y excepcional forma física. No en vano, pilates nació como una práctica orientada a gimnastas y bailarines de ballet, dos disciplinas especialmente exigentes y lesivas.

Pilates es recomendable para cualquier tipo de deporte, tanto para aquellos que implican una intervención muscular integral, como crossfit o triatlón, como para los que se centran en grupos específicos y tienden a generar más descompensaciones, como balonmano o patinaje. Gracias a las máquinas de pilates, los deportistas pueden tanto fortalecerse a nivel profundo como estirar y reequilibrarse, lo que mejora el rendimiento y reduce el impacto físico de los ejercicios de alta intensidad que practiquen.

El pilates se ha consolidado como un aliado esencial para deportistas de élite, proporcionando una herramienta versátil y efectiva que no solo mejora la fuerza y la flexibilidad, sino que también contribuye a la longevidad de las carreras atléticas al minimizar el riesgo de lesiones. Su capacidad para adaptarse a las necesidades individuales de cada deporte lo convierte en una opción valiosa para atletas de todas las disciplinas que buscan optimizar su rendimiento y mantenerse en la cima de su forma física.